viernes, 3 de agosto de 2012

Día 13 | 26/07/2012 | Bojnourd (Irán) - Desierto de Karakum (Turkmenistán)

Distancia recorrida en la etapa: 624 km
Distancia acumulada:  8.753 km
Velocidad media:  57 km/h
Consumo medio:   7,6 L / 100 km
Países atravesados: Irán y Turkmenistán


Estamos a punto de abandonar un país que en el que hemos encontrado lo opuesto a lo que esperábamos: un clima templado, cierto desarrollo económico, hospitalidad incondicional hacia los extranjeros... Es posible que el contraste con la imagen que teníamos preconcebida haya engrandecido las sensaciones positivas que nos llevamos de Irán. Y es cierto que sólo hemos conocido una parte muy pequeña y en unas circunstancias poco habituales. Pero según nos acercamos a la frontera con Turkmenistán intuimos que pocas escalas de nuestra ruta aun por llegar van a hacer que nos sintamos como en casa de una forma tan especial como aquí.



Pero el camino sigue y para ponerlo interesante un grupo de militares interrumpe nuestra morriña dándonos el alto. Es la primera señal de que nos acercamos a la frontera. Ascendemos por una escarpada cordillera de piedra roja y en lo mas alto de uno de los picos aparece el complejo en el que disfrutaremos de 4 horas apasionantes de burocracia, explicaciones y esperas de las cuales casi 2 las pasamos achicharrándonos al sol en tierra de nadie, mientras los militares del lado turkmeno comprueban nuestras cartas de invitación. Pero por fin, tras pagar una propina de 60$ que generosamente se autoconcede una mujer policía probablemente llamada José Luis, iniciamos el descenso hacia la capital de Turkmenistán: Ashgabat



En medio del desierto se levanta una ciudad impoluta, moderna, de altos edificios de mármol blanco coronados de oro (todos exactamente iguales), fuentes, esculturas imponentes y jardines cuidados al milímetro. El asombro se transforma en inquietud cuando un policía nos para, nos borra las fotos de la ciudad y nos dice que ns demos la vuelta (¿?)



Y tan súbitamente como empezó dejamos atrás Ashgabat y nos adentramos dirección norte en el desierto de Karakum: 800 km de autentico desierto de dunas y camellos, seco e interminable. Buscamos la Puerta del Infierno, un inmenso cráter de gas natural al que a los soviéticos les dio por prender fuego hace 30 años y desde entonces no ha dejado de arder, dando lugar a una formación geológica espectacular y única en el mundo. La única referencia que tenemos para encontrarlo es "girar a la derecha 5 km antes de cruzar las vías del tren". Pues el caso es que encontramos las dichosas vías del tren, pero por mas que buscamos, desandamos y rehicimos el camino el desvío seguía sin aparecer.



Ya de noche conseguimos incluso que un camionero dejara su botella de vodka y a sus colegas junto a una fogata y cogiera su camión para guiarnos. Su intención fue muy loable (la cual recompensamos con un paquete de Marlboro "amerikanski" que agradeció entusiasmado) pero dónde nos dejó fue en unos inmensos agujeros que tenían poco que ver con la puerta al Infierno que buscábamos.


Lo que vimos
Lo que no vimos
Así que agotados, polvorientos y habiendo hecho todo lo posible por llegar, decidimos rendirnos y plantar las tiendas allí mismo con el sabor agridulce de la derrota no merecida.

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